viernes, 4 de septiembre de 2009

Evolución de las armas biologicas

Gases como el gas lacrimógeno, el gas cloro y fosgeno (irritantes de los pulmones) y el gas mostaza (que
produce graves quemaduras) se utilizaron por primera vez en la I Guerra Mundial para romper el prolongado
estancamiento de la guerra de trincheras; también se intentó utilizar el lanzallamas, pero en principio
resultaron ineficaces por su corto alcance. Los adelantos técnicos y el desarrollo del NAPALM (compuesto de
ácidos de nafta y palmíticos), una espesa gasolina que se adhiere a las superficies, condujo a un uso más
amplio de armas flamígeras durante la II Guerra Mundial.
Al final de la I Guerra Mundial la mayoría de las potencias europeas habían incorporado la guerra de gases en
algún departamento de sus ejércitos, y Alemania había desarrollado en el periodo de entreguerras gases
nerviosos como el sarín, que puede causar muerte o parálisis aplicado en pequeñas cantidades. A pesar de su
disponibilidad, sólo Japón utilizó gases en China al producirse la globalización de la contienda. Después de la
II Guerra Mundial el conocimiento de la producción de gases se hizo extensivo.
Desde la II Guerra Mundial se han utilizado gases como el lacrimógeno en guerras limitadas, por ejemplo en
la guerra de Vietnam; también es empleado por la policía para reprimir motines. El uso de agentes más
mortíferos, como el gas mostaza o nervioso, ha sido condenado por la mayoría de los países, aunque
semejantes armas permanecen en arsenales y se cuenta con evidencias de que fueron utilizadas por Irak
durante la Guerra Irano−iraquí, en la década de 1980, así como contra los kurdos del norte de su territorio.
Varios compuestos químicos que alteran el metabolismo de las plantas y causan defoliación, como el agente
naranja, se han utilizado en la guerra moderna en la jungla para reducir la cobertura del enemigo o privar a la
población civil de las cosechas necesarias para su alimento. Tales agentes químicos, que se suelen lanzar
desde el aire, pueden contaminar también el agua y los peces; su efecto a largo plazo sobre todo el ecosistema
hace que resulten devastadores.

publicado por : adriana vargas

No hay comentarios: